Cronicas 2013


EL DESTIERRO CANTADO - Campaña 2013
Cuarto año de destierro de los amigos de la "ASOCIACIÓN CIDIANA TIERA DE PINARES"

Dia 1- 23 agosto, viernes. Quintanar de la Sierra-Sagunto-Oliva


¡Ay! mi don Rodrigo: que la mesnada  de “La Asociación Cidiana Tierra de Pinares” este año anda un poco revuelta pensando que ya vamos a tomar Valencia para darle en las narices al mismísimo rey don Alfonso.
Pero es que  teneis otro destierro añadido. Lástima que no podáis volver a contemplar el Arco de Santa María, frente al Arlanzón.

Sois muy tocho, mi señor, qué queréis que os diga. El rey, es el rey y tiene la sartén por el mango.
Llevais demasiado tiempo coqueteando con los moros. Primero con los de Zarazoza y ahora con Al Cadir, de Valencia, que claro que os debe vasallaje, pero os aguanta porque sois más llevadero que los almorávides que están al caer.

Así que la mesnada de Quintanar de la Sierra embarcamos en el autobús de Llorente, camino de Sagunto, dispuestos a echaros una mano  como si tuvieramos que liquidar almorávides de nuevo. Que os somos leales por encima de todo.

 Porque no os penséis que ya no quedan almorávides fanáticos  y fundamentalistas por el Mediterráneo,  dispuestos a cargarse cuanto cristiano se le ponga a tiro: hoy han proliferado por el mundo entero como las setas y se llaman islamistas. Ni con otros moros más civilizados se entienden  ni en su propia tierra.
 La cosa no mejora, como podéis ver.

Nos alojamos en un castillo de Oliva, que durante el curso escolar hace de colegio. Se llama “San José de la Montaña”. Ya os contaré el por qué de “La Montaña”, cuando lo investigue, que yo no sabía que San José fuera montañero como nuestro adelantado el caballero Bartolomé.

Aunque medio dormidos por el madrugón, nos pareció hermoso el amanecer entre la niebla del pantano de la Cuerda del Pozo;  desayunamos en Daroca y nos adentramos en el valle del Jiloca. Sobre el horizonte descubrimos  la silueta de las murallas  de Sagunto y nos sentimos identificados con los saguntinos heroicos, que soportaron ocho meses el sitio al que les sometió Aníbal, el cartaginés, que había jurado odio eterno a los romanos a la edad de siete años.Sagunto ya tenía su historia, como podéis ver, mi señor, antes de que lo conquistarais vos, cuando se llamaba Murviedro.

Se conserva con bastante fidelidad el barrio judío y, precisamente, junto a nosotros lo visitaba una excursión de judíos con su kipá identificatorio. Puede que descendientes de los que allí vivieron.
Y no sé si deciros que se conserva tambien el magnífico teatro romano, uno de los más interesantes por su acústica, o que más bien parece que lo han metido en conserva por el envoltorio con el que lo han empaquetado.

La mesnada está formada en esta campaña por 45 miembros, con sus correspondientes salvoconductos. Pero han ocurrido algunas deserciones muy notables como la del caballero Curiel y la de Bacanalí, el moro valensiá que dijo seros adicto.¿Qué os había dicho yo? : que no era de fíar, que era un espía al servicio del enemigo. A las pruebas me remito. Y veremos si no nos da algún susto todavía.

Parece que no vais a poder contar más que con la infantería, mi señor. La caballería no ha respondido a vuestra llamada. Así que, malamente van a dar agua a su caballo a las orillas del mar como el conde Olinos, aunque Oliva disponga de una playa muy hermosa.
En estos tiempos de la tecnología, el único que piensa ir montado es el caballero Jacinto, que prefiere la bicicleta, mucho menos glamurosa que un pura sangre  y que no necesita gualdrapas ni jaeces. Sospecho que nos las tendremos que arreglar con Babieca.
 
Claro que Babieca… es mucho caballo.
 
Vuestra
Mencía, la juglaresa

 
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Dia 2- 24 agosto, sábado. Desde Oliva. Andando desde el Parador Nacional EL Saler hasta el faro de Cullera ( 18 Km.) Bocata: Mareny de Mar



 ¿Cómo se quedó vuestra mesnada auténtica, mío Cid, cuando descubrió el Mediterráneo?
¿Pensaron acaso, aquellos aguerridos castellanos, hartos de ver mecerse los trigos verdes en primavera hasta donde les permitían sus ojos, que un mago los había convertido en espuma capaz de besarles los pies?
¿Se percataron de los rayos de sol, que inciden al amanecer sobre el agua atravesando las nubes y la niebla del alba formando una raya deslumbrante que marca la línea del horizonte, y que -me han dicho los nativos- se llaman “aleluyas”?

¿Se quitaron prestos sus aparejos guerreros y sintieron el agua tibia chocar contra sus piernas sucias por la mugre del camino? ¿Entraron al agua coritos? Porque aún se hace por estos lares en las playas naturistas.

¿Os bañastéis también vos, mi señor, y mirando al sol naciente le disteis gracias al Creador por haber atravesado la península?
¿ Invitasteis al bueno de don Jerónimo a celebrar santa misa, dejando por unos momentos lanzas y escudos sobre la arena?

Me imaginaba la escena esta mañana cuando con la mesnada actual, la de la Asociación Cidiana Tierra de Pinares, de Quintanar de la Sierra, recorría la playa hasta el Faro de Cullera.

Vuestro Alférez, don Pedro Gil, y sus adelantados Villegas y Bartolomé han decidido hacer esta ruta alternativa ya que la auténtica se la han cargado las autopistas y los megaedificios para veraneantes adoradores del sol, porque  de vuestro camino apenas quedan trayectos originales.

Habíamos salido antes de amanecer y nos detuvimos un momento, en esos minutos mágicos en los que aparece la luz, a disfrutar de la serenidad  de la Albufera, que nos pareció hermosa como los naranjales que bordeaban la carretera.

En Mareny Blau nos esperaba el retén de abastecimiento, que sigue siendo patrimonio del caballero  Lucio y doña  Paquita. Nos habían preparado un bocata de jamón con tomate -pecado mortal para vuestros amigos los moros- que nos supo a gloria.
(El tomate no es pecado, que aún no se había descubierto América cuando vivía el Profeta y no lo pudo prohibir).

La mayoría de la mesnada decidió ascender hasta el castillo de Oliva en autobús desde donde se contempla un paisaje majestuoso, con la desembocadura del Júcar.

También se acercaron a la iglesia de una virgen muy milagrera, que fue construida por todos y cada uno de los fieles, en deuda con la Divina Señora por los múltiples beneficios por ella recibidos. De tal manera  se implicaron todos que, hasta los niños lactantes acudían con su piedrecita en la mano para colaborar en la construcción.
Eso es trabajar en equipo.

El departamento  de oficina  nos fuimos hasta Cullera con el caballero Jacinto a sellar los salvoconductos. Qué pijoteros son estos levantinos: nos han vuelto a pedir la numeración de todos y cada uno de los documentos. Que entre los que llevamos haciendo el Destierro desde el principio y los que se han ido agregando pasan de sesenta.

No hay relación entre tanta burocracia y tan poco interés por vos y vuestras hazañas. ¿Os queréis creer que el camarero que nos sirve el café frente al castillo no sabe de vos más que vuestro nombre?
Le he prometido una buena propina si me cuenta vuestras hazañas el último día.

Lo hará. Seguro.

El euro es el euro.
Mencía la Juglaresa

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Día 3- 25 agosto, domingo. BUS desde Oliva. Andando desde Playa La Marina hasta El Grao (18 Km.) Bocata: Xeraco


 


¿Es posible que, en cuatro campañas lúdicomilitares no os haya hablado de Susanita, mío Cid? Pues Susana es la chavala más joven y más simpática de toda la mesnada de Quintanar de la Sierra, hija de Mari Carmen, la secretaria de la Asociación Cidiana Tierra de Pinares.
 
Susana es alta, rubia y con unos ojos azules que sonríen al mirar.Padece la enfermedad de su edad: el wasap. Se pasa la jornada wasapeando. No me preguntéis con quién, que es moza y una no es nadie para meterse en sus intimidades. Susana, andaba wasapeando ayer mientras paseaba  con su madre y su tía Luci, y no tuvo mejor idea que sacarle una foto a una magnífica higuera, cargada de higos en sazón. La dueña de la finca, Rosa, que la vio, salió muy amable, emocionada sin duda de que una turista se entretuviera en inmortalizar su árbol. Entraron en conversación y, naturalmente, las serranas le comentaron la razón de su presencia en estas tierras, por vos conquistadas, hace más de mil años. Rosa, que, sin duda es afín a vuestra causa, se ofreció a regalarles todos los higos que pudieran cosechar para solaz de vuestra tropa.
 
No os creáis que por estas tierras se acuerdan mucho de vos.Por si no lo sabíais, al poco de vuestro fallecimiento, todo el tinglado de la conquista volvió a caer en poder de los moros, y no fue recuperado hasta Jaime I de Aragón, que  era rey de verdad. Y donde hay patrón, no manda marinero… y menos si era castellano. Por mucho que os adelantarais casi doscientos años.

Hoy la mesnada ha vuelto a hacer un recorrido paralelo al vuestro desde Playa de La Marina hasta El Grao, que es el puerto de Gandía. Cuando bajamos del autobús nos asustamos un poco porque chispeaba, pero la cosa quedó en susto nada más. Anduvimos unos 10 Km. entre la espuma y la arena con un poco más de incomodidad que ayer, porque la mar andaba algo picada.

Estos infantes que llevamos corrían como si fueran a llegar tarde y no pudimos disfrutar del paseo como hubiera sido procedente. Qué le vamos a hacer: montañeros son la mayoría y tienen deformación deportiva.
 
Después del bocata en Xeraco, el gran grupo siguió por la orilla hasta El Grao, mientras los ejecutivos nos dedicábamos a buscar la oficina del sello para el salvoconducto.

Gracias a esto pudimos visitar tranquilamente Gandía, que es una hermosa ciudad donde, entre muchas cosas históricas, se encuentran paredes pintadas con modernos  grafitis bellísimos y respetados como se merecen. Y nos hicimos unas fotos vestidas de Lucrecia Borgia y AlejandroVI, en el magnífico palacio de los  Duques.

Los duques de Gandía eran los prepotentes Borgia, de nefasta memoria. Pero como se ha italianizado el apellido, se disimula su origen para el gran público. Sin embargo, muy cautos, han conservado el original para recordar a sus personajes honorables: verbigracia  a san Francisco de Borja, ilustre miembro de la Compañía de Jesús. Eso es saber jugar con la lengua.

Hoy es domingo y en la playa de Oliva, donde tenemos el cuartel general, había un “concierto d’estiu” así que la mesnada en pleno se puso sus mejores galas para acudir a la audición. Como el director del coro nos preguntara quiénes éramos, le debimos caer bien y  le pareció oportuno hacernos una alusión al comenzar la primera parte.
Todo un detalle, mi don Rodrigo.
 
 Mencía, la Juglaresa

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Día 4-  26 agosto, lunes. BUS desde Oliva. Andando desde Xátiva a Montaberner (16 km). Bocata en Bellús




Cuando la mesnada de Quintanar de la Sierra se levantó a las cinco, de noche cerrada, y vimos en cielo señales luminosas, como andábamos medio dormidos  y ésta es tierra de fuegos artificiales, pensamos que andarían de jolgorio por los alrededores. Qué va, mi señor Ruy Díaz: eran signos de tormenta, que luego nos ha atormentado durante casi toda la ruta.  
 
El autobús dejó a la tropa en la “Fuente de los 25 Caños” situada al final del “Jardín del Beso”, en Xátiva, iluminada todavía por las farolas nocturnas.Los 25 caños los he constatado.

Del Beso no sé nada, aunque, sospecho, por lo frondoso que es el jardín, que  no se habrá besado entre las flores solamente una vez. ¿Pero el Beso ese, con mayúscula, lo daría- o lo recibiría- José de Ribera, “el españoleto”, pintor barroco o Raimon, el músico, por ejemplo?, que ambos nacieron en Xátiva. ¿Y quién era ella? Ahí está el misterio.

El caso es que el grupo comenzó a andar por un camino delicioso hasta que llegó a la Cova Negra, con sus pinturas rupestres y toda su magia, en la que no necesitaron refugiarse porque el chaparrón llegó luego. En el río Albalda disfrutaban los patos y las pollas de agua, sin preocuparse de los peregrinos, que afanaban higos silvestres que la Naturaleza les había colocado al paso.

 Otra sección, menos numerosa, llegó con el autobús hasta Bellús, un pueblo no muy grande pero muy  limpio, con un guardia municipal que también les invitó a desayunarse más higos- blancos o rojos, que de todo había- hasta que el gran Gustavo, el restaurador gastronómico del lugar abriera su bar.

 Qué genio, este Gustavo: a esas horas de la mañana ya se le llenó el bar entre los desterrados cidianos y un grupo de amiguetes que viven en un lugar cercano llamado Genovés - gentilicio, genovesins-, y que se dan un paseo matutino diariamente para desayunar a lo grande, con los que hicimos amistad y nos contaron las maravillas de la comarca llamada “La Costera”.  También nos saludó Susana, la alcaldesa , que es una señora muy amable .

La verdad es que aquí es amable todo el mundo, hasta la señora Concha, que nos indicó el camino por donde llegarían los andarines mientras nos aclaraba que se pronuncia Játiva, que la ortografía esa  de la X es muy moderna y a ella no le gusta. Los genovesinos nos contaron que no dejáramos de visitar el castillo de Xátiva.

 Pero no pudimos visitar castillo ni nevero ni paseos ni parque ni beso. Comenzó a llover a jarros y bastante suerte tuvimos de encontrar una cafetería con buen alero bajo el que tomarnos un café con tostadas.

 A todo esto, el resto del grupo, con sus chubasqueros, siguió el programa, como mandan las reglas del senderismo y llegaron hasta Montaverner calados pero satisfechísimos.

 Pili de Pablo, una de vuestras desterradas más fieles de la mesnada desde los primeros tiempos, que vive por esta zona, se ofreció para explicar a su paso por Otos la gran variedad de relojes de sol que adornan las paredes del pueblo.  Vos lo hubieráis pasado muy bien, mi don Rodrigo. Mismamente como en vuestro tiempo, pero  estos eran relojes de diseño.

 Paquita y yo cumplimos con nuestro oficio de secretarias y sellamos los salvoconductos sin problemas tanto en Xátiva como el Oliva, donde el la oficina de Cultura del Ayuntamiento, el jovenzuelo que nos atendió con cortesía no tenía idea ni  de vos ni de vuestro paso por estas tierras. Para él el único personaje verdaderamente memorable fue su Jaume I, que les libró no tanto de ser moros cuanto de ser castellanos. Razón ésta que el mancebo disfruta profundamente.
Tenía pinta de almorávide converso, mi señor.
Vuestra
Mencía, la Juglaresa

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 Día 5- 27 agosto, martes. BUS desde Oliva a Pozas (Pou Clar). Andando de Onteniente a Banyeres de Mariola. (15 Km.) Bocata en Bocairent.





No me podía imaginar, mi don Rodrigo, que yo, humilde cronista que ni siquiera hizo la Mili, la estrategia que llevarían vuestras tropas para conquistar Banyeres de Mariola.

 Para empezar, la Plana Mayor había aclarado a la mesnada que el camino del Barranc dels Taronger sería duro, de roca caliza y que requería calzado muy especializado, así que la mayoría de los expedicionarios decidimos quedarnos en el Pou Clar, en Onteniente, que debe ser la fuente del río Clariano.

 Este es  un paraje delicioso, en un barranco de cuyas paredes se asomaban los buitres en su buitreras, al escuchar nuestras muestras de regocijojo y desde cuyas alturas de lanzan los nadadores hacia las varias hoyas hondas y limpias como todo el agua de los infinitos manantiales que por allí se juntan.
A las orillas crecían las adelfas y las higueras. Menos mal que las adelfas no son comestibles, pero los higos, sí…  y solamente quedaban los inaccesibles, para consuelo de las avecillas de Nuestro Señor.

Pasamos a hacer tiempo a Bocairent hasta que llegara la cuadrilla de entrenamiento y disfrutamos de un pueblo que aun tenía rescoldo de festejos veraniegos. Las ventanas , como las de otros pueblos que visitamos lucían pendones de las diferentes cuadrillas de moros y cristianos.

En la segunda jornada, la de la conquista propiamente, fue toda la mesnada menos el servico de Inteligencia que, conducidos por el santo caballero don Jacinto, que no se queja nunca -de ahí lo de “santo”- aunque tenga que recorrer caminos y veredas remotos para que las secretarias consigamos los sellos oficiales en el salvoconducto de todos los demás. Sellamos también en Onteniente y en Banyeres.
Este paseo nuestro, paralelo al de los caminantes, nos hace reflexionar sobre las características del lugar. Esta vez la sierra de Mariola, “llena de flores- donde cantan las aves- trinos de amores”, como dice la canción. Una de las peculiaridades de los pueblos es que todos están alrededor de un castillo, sin duda moro- o vete a saber si no fenicio en sus orígenes- y que el caserío ocupa la ladera. A mí, que soy de llanura, se me hace muy cuesta arriba, la verdad.No me gustaría vivir en un sitio tan bello y tan incómodo, aunque esté  lleno de casas señoriales, que demuestran la riqueza del lugar.  Porque me temo que yo no estaría encarnada en una princesa  precisamente ni que me subieran esclavos fornidos  al castillo a “la silla de la reina”.

 La zona conserva chimeneas altísimas, restos de una industria textil que se está yendo al garete por la importación absurda que hacemos de ropa en el todoacién. Un camarero de Bocairént nos dijo que a ellos les llamaban “cardadors” porque cada pueblo tenía su especialidad en el tejido de la lana. En las orillas de los ríos quedan restos de fábricas abandonadas.
A pesar de distraernos bastante entre el sello y el cafelito y los paseos disfrutando de tanta reja magnífica y tanta puerta tallada con exquisitez y tanto azulejo brillante, llegamos al castillo de Oliva una hora antes que los conquistadores de Banyeres de Mariola.
Andábamos preocupados pensando que , tal vez, hubiera habido muchas bajas en la batalla cuando llegó el autobús con la mesnada feliz porque la conquista había sido gloriosa. Hay dos versiones del acontecimiento: 
-Una es la de los mestureros  traidores, que cuentan que la tardanza se debió a que el grupo se perdió  en un cruce de caminos  y no había manera de llegar a la fortaleza. 
-Otra, la oficial, que me ha contado de primera mano el capitán Mariano, es que la estrategia de vuestra Plana Mayor dividió la tropa en tres sectores- perdonadme si no soy capaz de utilzar términos militares, que no es lo mío- y atacó Banyeres por tres lugares diferentes para despistar al enemigo.

Menos mal que la wasapalomas mensajeras estuvieron a la altura de las circunstancias y consiguió rendirse el alcázar e izar vuestra bandera en todo lo alto.
En Banyeres, mientras el general Bartolomé  hacía tiempo esperando al resto de la tropa, entabló conversación con una señora y le preguntó por el significado del nombre de una calle. Como ella no lo supiera, volvió al cabo de un rato, después de consultar con su hijo para darle la explicación conveniente.Comprenderéis, mío Cid, que con estos habitantes tan amables, no se puede arrebatar  más botín que el del agradecimiento.
Hoy tendría que contarle muchas más cosas, mi señor don Rodrigo, pero me esperan para celebra el cumple de Conchi a la que se le ha regalado un libro con vuestra historia para que se vaya aprendiendo nombres bonitos por si un día tiene hijos a los que bautizar. Estoy cansada, mi señor.

 Vuestra
 Mencía, la Juglaresa.

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Día 6 - 28 agosto, miércoles. BUS desde Oliva a Banyeres de Mariola. Andando desde Banyeres a Biar (16 Km.) y desde Biar hasta Villena ( 7 Km.) Total de etapa 23 Km.  Bocata en Biar.
 




¿Por qué siempre os relacionamos, mío Cid, con el calor asfixiante del verano castellano? ¿Será por la poesía de Manuel  Machado?

¿Y por qué nunca pensamos en que vos y los vuestros os  hubierais tenido que refugiar en una cárcava de la ladera de la sierra de Mariola- es un decir- a causa de una tormenta mediterránea, capaz de inundar en unas horas los fosos de todos los castillos?

Porque hoy, que se decidió visitar Valencia, nos ha caído un aguacero  de tal calibre que no hemos podido salir del autobús ni a probar una horchata. Y eso que la muchacha que dirigía la visita nos habló de las excelencias de tal bebida y de todas las de Valencia en bloque.

Según ella Valencia tiene los puentes más largos, los peces más exóticos, las playas más limpias, las avenidas más majestuosa, los edificios más señoriales y  los más modernos: museos, planetarios, acuarios, auditorios… Valencia es el no va más.
Y tenía gran parte de razón. Pese a la lluvia, la imaginación de los visitantes hacía lucir el sol en todos sus rincones. Yo, que no la conocía, he quedado gratamente impresionada. Y he de volver. Pero la narradora  ni os mencionó. Parece que vuestro paso por aquí no ha dejado más impacto que  en el Cantar de Per Abat.
 Así que, al terminar el discurso de la muchacha, hubo que preguntarle, ingenuamente, la razón por la que se llama “Valencia del Cid”.Entonces nos dijo, bien documentada, es cierto, que vuestra presencia fue muy corta y luego la ciudad cayó en poder de los moros que, ¡eso sí! fueron derrotados por el Jaume I el Conquistador.
Pero esta Valencia, mi señor, no es vuestra Valencia ni la de Al Cadir. De momento le han quitado su río Turia, que bañaba las murallas del castillo y se lo han llevado mucho más lejos para que no vuelva a asustar a los valencianos inundando su caserío tras una temporada de tormentas como las de hoy. ¿Y sabéis que han hecho con su cauce?  Ocho kilómetros hermosos jardines para que retocen los chiquillos , los deportistas y los amantes.

 Y se han buscado al loco de Calatrava, ese arquitecto visionario, que juega con la ley de la gravedad, para edificar una ciudad de las Artes y de las Ciencias, que deja atónito al forastero. Algunas personas, como servidora, se preguntan cómo se habrán podido pagar tales edificios. Y mucho me temo que han encontrado el ceñidor de la reina Zaida, la mujer de Harum Ar- Raxid, cuajado de piedras preciosas, que los moros escondieron para que vos no lo disfrutarais. Porque tamaño complejo faraónico tiene que costar un riñón.
La mesnada andaba cansada porque hoy ha tenido una ruta muy dura, de una sola jornada, antes del bocadillo y tener tiempo de ponerse los trajes de ceremonia para ir a la ciudad. Bien es verdad que no se había avisado de nuestra llegada a las autoridades locales y tampoco nos esperaba recepción en el Ayuntamiento, pese a que la alcaidesa, Rita Barberá es cidiana convencida. No están los tiempos para bollos.

Os tengo que contar que, tristemente, la política de estas tierras anda un poco revuelta, más que nada por causa de la economía. Y eso que nos dijo la guía que aquí se inventó la letra de cambio, lo mismo que dicen los de Medina del Campo.
¿A quién creeremos?

También se ha inventado, creo, la ingeniería financiera, que es mucho más sutil y requiere no ya judíos en distintos puntos del planeta, sino bancos en paraísos fiscales. Parece  que los problemas que les traen de cabeza a los políticos  tienen que ver con los tejemanejes de  un yerno del rey.

Pero, ¿qué os voy a contar yo a vos, mi señor don Rodrigo, de yernos indeseables? De eso vos sabéis mogollón.

 Mencía, la Juglaresa

Sigue lloviendo a jarros, mi señor.
El agua ya entra por entre las almenas del castillo de san José de la Montaña. ¿Sabéis que, cuando volvíamos hemos tenido que descalzarnos al bajar del autobús, para cruzar la calle, anegada de agua, que parecía un río completamente?


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Día 7 - 29 agosto, jueves. BUS de Oliva   Villena. Andando de Villena a Sax (13,5 Km.) y de Sax a Elda (9,5 Km.). Total de la etapa andando de Villena a Elda, 22,5 Km. Bocata: Sax


Qué pronto se traga aquí la tierra al agua, mío Cid. Ya no quedaba ni señal de las inundaciones de ayer, que estuvo lloviendo, incluso por la noche.  Así se explica tanto pozo y tanta agua subterránea. Ello no quita para que los tubos del riego por goteo aparezcan, incluso en los tiestos del jardín que ocupa en centro de nuestro campamento. 
A la mesnada, que es más bien de secano, nos dejó mucho trauma tanta lluvia (80 litros por metro cuadrado), que hemos consolado en el paseo de la mañana contemplando a los caracoles hacer sus recorridos sobre la hierba fresca. No hemos visto esos caracoles gordos y exquisitos que hay por Castilla, que devoran los sembrados. Ya quisiera yo ver a los hortelanos de aquí luchar contra ellos y no la birria de caracolillos canijos que se nos cruzaban al paso. Así, y con buen clima, cualquiera saca adelante unas acelgas.

La vanguardia  comenzó su recorrido  a las afueras de Villena donde la retaguardia- entre la que me encontraba- se quedó paseando tranquilamente y sin espíritu competitivo.

Estaba bien  señalizado vuestro Camino, que coincide con el de Santiago.Naturalmente, el segundo te ayuda a subir al cielo, cosa que el vuestro solo sirve para solucionar problemas terrenales.

 Me da a mí que no hay mucha diferencia entre las razones que sirven para mejorar las cosas de este mundo y las del más allá. Se me alcanza que todo confluye y el prójimo del que habla el cristianismo tiene mucho que ver con el desterrado de enfrente, que es el que nos puede acarrear y solucionar problemas.
De Villena, pasamos a Sax, lugar escogido para el bocata. No nos poníamos muy de acuerdo en qué orilla del río Vinalopó estaba concertada la cita, así que entablamos conversación con varias personas, en ambas riberas, que nos fueron aportando datos.
Sax, además de su hermoso castillo, tiene la mejor industria de persianas, que exporta al mundo mundial  por lo que apenas se ha resentido por la crisis de la construcción, que es más bien nacional.
Y os aman, mi don Rodrigo. Topamos con un bar que se llama  “Mío Cid”, que nos selló el pasaporte y tiene grabadas en las puertas de entrada a la Tizona y  la Colada. Todo en él rezuma vuestro espíritu, lo mismo que en la provincia de Alicante donde no desgracian los carteles anunciadores del Camino emborronándolos con el nombre de su Jaume I, como que hubierais sido enemigos.

…Si Jaime, descendía de Ramón Bereguer III, el Grande, que había casado con vuestra hija María. Pues os consideran rivales y contemporáneos, olvidando que  erais parientes. Anda, que  ya es ignorante la gente.
Sin embargo, en Petrer, nos encontramos en la oficina de Turismo con la señora Domi, encantadora y cidiana, que está dispuesta a llegar hasta la Legua Cero en vuestro Vivar natal, recorriendo el camino inverso a nosotros. Un amor, Domi, que nos  indicó dónde comprar buenos zapatos, que no es cuestión de marcharse de estas tierras sin un recuerdo digno de ellas.
Domi anda vistiendo, con las señoras del pueblo, los árboles de la plaza  con piezas de ganchillo, a modo de Ibarrola con el bosque de Oma. Mira... que si los de Quintanar de la Sierra hacen lo mismo con todos  los pinos que tienen. Hasta  puede que salgan en el Guiness. Domi nos contó la leyenda de los dos montes que bordean el pueblo, que se llaman la Sierra del Caballo y la Sierra del Cid.Parece ser que vos, mi señor,  en una acometida de los almorávides, picasteis espuelas … y Babieca, como el que no quiere la cosa, dio un salto de una montaña hasta la otra.
¡Ahí queda eso! Y claro que quedó: que en la Sierra del Caballo está hollada la piedra con las huellas del aterrizaje. (Como se entere Spielberg , hace una película, que te flipas)

Por la tarde, después del café en el restaurante que está enfrente  del campamento, la mesnada se ha dividido en grupos afines a sus gustos: playa o paseo. Yo me voy al pueblo a tomarme una horchata.
Os lo prometo. Ya os contaré nuestras andanzas por Oliva, que también son dignas de mención.
 Pero, no me digáis que no os ha gustado lo del salto del caballo. ¿A que vos no lo sabíais? Es que, al más allá no llegan todas las fábulas.
Cómo hubiera disfrutado si vos mismo, mi don Rodrigo, me hubierais llevado a la grupa de Babieca y saltar de una montaña a otra. 

¡Qué demontres!

 Mencía, la Juglaresa.

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Día 8 - 30 agosto, viernes. BUS de Oliva a Elda. Andando de Elda a Novelda (13 Km.) y de Novelda a Monforte del Cid (5 Km.). Total de etapa andando de Elda a Monforte del Cid (18 Km).  Bocata: Novelda.

 
 




Oliva es el lugar dónde nos alugamos, mí Cid. Es un pueblo muy interesante, con su castillo roquero de santa Ana, desde el que se domina toda la huerta, hasta el mar; su barrio Morisco, el  Raval y la Villa Comtal, que como su nombre indica, es el sitio donde vivían los poderosos. De los barrios que configuran la zona turística no hablo, pero, inclusos estos, son bastante respetuosos con la estética y el medio ambiente.

Por las tardes nos acercamos al casco urbano -nosotros estamos a mitad de camino hacia la playa- a tomarnos una cervecita y/o a callejear cuesta arriba y cuesta abajo, como corresponde por restos pueblos. Charlamos con la gente y disfrutamos del solaz que se merecen los guerreros después de las largas caminatas a las que nos someten los generales.

Esta tarde no llovía y me he acercado hasta el museo Etnológico y he entablado conversación con Pepe, un joven muy amable que ayuda al visitante y que me ha aclarado que la azufaifa es una fruta, ahora poco cultivada… y que a mí me sonaba a “La venganza de don Mendo”. ¡Gracias, Pepe, por sacarme del error!

Mañana, que ya lucirá el sol, iremos a la playa, creo.
 
Yo no sé, mi don Rodrigo, si vos consultabais con los astros o los santos antes de comenzar cada campaña.
Supongo que sí. Como erais amigo de los moros, seguramente os acompañaría un astrólogo que escrutara las estrellas y os dijera cuándo había que demorar la batalla o adelantarla, o esperar un eclipse oportuno para pillar in fraganti al enemigo. Luego, como devoto cristiano, le pediríais al bueno de don Jerónimo que os cantara una misa con incienso para propiciar al Altísimo, que corroborara las señales que os llegaban a través de Alá.

Que, allá en el cielo, son la misma cosa el dios de los cristianos y el de los musulmanes.No os penséis que es como aquí que cada uno nos pensamos que el nuestro es más dios y más auténtico.
 
En estos tiempos los zahoríes se llaman meteorólogos. Y van avisando, con relativa certeza por todos los minaretes y torres con señales acústicas y luminosas,  el tiempo  que se nos avecina. Lo que ocurre es que ahora ya no se echan a repicar las campanas cuando se acerca la tormenta para que la nube se  asuste y se vaya al pueblo vecino y sea a ellos a los que se les destroce la cosecha con el pedrisco. Las nuevas tecnologías no han llegado ahí todavía. Pero todo se andará, no lo dudéis.

Ya nos habían avisado de que se cernía sobre esta zona levantina una gota fría, que duraría varios días. Pero aunque lo dijeron en singular- para no asustar al personal- no era una gota sino millones de ellas, en forma de agua o granizo, que van dejando la desolación por donde pasan: el otro día descargó en Valencia ciudad y hoy tocaba justamente por la senda que había que caminar siguiendo vuestro destierro.
 
Se reunió la cúpula directiva y no quiso arriesgar inutilmente la vida tan valiosa de vuestras huestes, así que, como en la capital no llovía, decidieron aprovechar y visitar a pie todo aquello que ya habíamos visto desde el autobús en el anterior viaje.
 
Acertada medida. Cuando llegamos, cada grupo se dirigió hacia la parte que más les interesaba: Zona de Las   Artes y las Ciencias o el Centro, éste con el general Bartolomé como guía, que para eso es medio valensiá.
 
Mencia, o sea, la juglaresa que suscribe, llamó a un amigo, también valenciano, Roberto Beltrán, que se había ofrecido gentilmente a enseñarme los rincones más bellos de su ciudad, y así lo hizo. Además colaboró en vuestra causa, mismamente como si perteneciera a la mesnada de Quintanar de la Sierra, de Burgos,  acompañándome a firmar los salvoconductos y ayudándome en el sellado. 
 
Gratísima fue su compañía e interesantes sus observaciones en todos los lugares que visitamos.El casco antiguo me pareció magnífico y tuve la oportunidad de visitar la Universidad, con su monumento a Luis Vives, la Catedral, la basílica de la Virgen de los Desamparados, por dentro, y el Miguelete y otras  airosas torres por fuera, amén de plazas a las que asomaban edifidios hermosísimos.
 
Las torres valencianas, de toda la región, me parecen esbeltas como palmeras, que destacan entre los edificios dando un  salto hacia el cielo, detalle  que les falta a las torres de la Meseta.  Es es puntito mudéjar que pervive en el ADN de los habitantes de estas tierras.
 
Qué corto se me hizo el tiempo. Máxime cuando mi guía privado quería enseñarme en el poco rato de  que disponíamos toda la belleza de su ciudad, de la que presume sin ningún rubor. Ni tiempo nos dio para tomar esa horchata natural de la que estoy antojada. 
 
Cuando llegamos, con la puntualidad esperada, el mozo dejó impactadas a las desterradas más jóvenes, que poco les ha faltado para pedirme su dirección porque, aseguran que Roberto es el vivo retrato de Omar Sharif.
 
Que a las cristianas les caen muy bien los tipos con aire de moros. ¿Qué os parece? …Si no nos llevamos el canto de un duro, mi don Rodrigo.
 
Mencía; la Juglaresa

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Día 9 - 31 agosto, sábado. BUS de Oliva a Callosa de Segura. Andando desde Callosa de Segura a Orihuela (8 Km.).  Bocata en el Palmeral de Orihuela.

 




Seguramente, mi señor don Rodrigo, también vos os hayáis encontrado con  cambios de última hora en vuestras estrategias por causas ajenas a las previstas.

A cuenta de la gota fría esa,  que nos mantuvo inactivos  pero que tuvo de bueno revisitar Valencia, la mesnada se ha perdido conocer Monforte del Cid y Elche. Hoy hemos llegado a Orihuela, vuestra última conquista. Y la nuestra también.

Lucía el sol, como procede en estas tierras y en esta época. La caminata fue corta pero agradable entre los naranjales, con ese verde  brillante característico, que dejaba asomar las naranjas a medio crecer. Hubo un trayecto en el que nos acompañó la guardia real- hoy Guardia Civil-   porque vuestro camino coincidía con carretera asfaltada y las reglas de tráfico exigían desfilar por el arcén, con bandera roja al comienzo y al final , para que no ocurriera ningún percance. Que no ocurrió.

La Benemérita- que es otra manera de llamar hoy a a la guardia que cuida de los caminantes tanto peatones como ciclistas o motorizados, estuvo a su altura, como siempre que hemos recurrido a sus servicios. Pero hemos echado de menos a la caballería. La crisis ha impedido que vuestra mesnada  la  luzca en los desfiles.
¿Recordáis aquellos primeros años,  cuando caballeros, ricamente ataviados, como corresponde a vuestros vasallos, escoltaban a la infantería? De eso no queda más que  la memoria. Es cierto que hemos entrado en Orihuela vestidos con nuestras mejores galas y con música enlatada. (Nos vestimos en un palmeral precioso, que hay a la entrada) Pero nos faltaron euros para pagar a músicos y juglares que animaran la expedición y convocaran al gentío para contarles la historia de  vuestra conquista.
Estamos en crisis muy peliaguda mi señor Ruy Díaz. Crisis en la faltriquera y en el alma. La mesnada, que  ya lleva muchos años bajo vuestro mando, siente la necesidad  de  retirarse del cuartel y dejar estas aventuras para entretener a los nietos mientras cae la nevada en los inviernos fríos de la provincia de Burgos,  allá por Quintanar de la Sierra.
Os comunico que he desfilado como mora de la morería o cristiana cautivada una mañanita de san Juan, vestida con turbante. Y no me pongáis ese morro, mi señor, que sigo siendo cristiana aunque me haya disfrazado de Zulaida. Que no es que me haya pasado al islam. Es que una ya está harta de tanta estameña castellana, que en estas tierras agobia mucho.
  
También Doña Jimena cambió la lana por la seda; que bien la fabricaban los moros de estas tierras, cargadas de moreras. ¡Y no me digáis que no estaba guapa, sobre todo cuando lucía el ceñidor de Zaida, que tanto  le costó soltar al rey moro de valencia!
Orihuela, donde apenas quedan restos del castillo, allá en lo alto,  se ha  convertido en una ciudad hermosa y culta; con mucho señorío. Acudió a saludarnos la concejal de Turismo y Cultura, Rosa Martínez Martínez que nos obsequió con un granizado de limón autóctono acompañado de canutillos, que nos supo a gloria después de la caminata.

La concejal Rosa me ha parecido una mujer de mucho carácter, empeñada en  conseguir que las capas inferiores de la sociedad oriolana superen su grado de desidia y despreocupación por el trabajo elevando su nivel cultural, que vos sabéis, es la única manera de  lograrlo. Nos llevó hasta la casa de Miguel Hernández, situada al final de una calle que hace veinte años conocí como un lugar copado por traficantes de droga, donde llegué a sentir  miedo,  y que hoy luce tranquilo y con las casas pintadas y limpias por las que asoma gente normal y agradable. Su trabajo les ha costado a los encargados de cuestiones sociales conseguir este cambio, nos comentó Rosa, la concejal.
Visitamos con un guía la Universidad de Santo Domingo, ahora colegio diocesano con una capilla adornada con proliferación de  pinturas.  No sé si sabéis que los  jesuitas  tenían horror vacui  en sus decoraciones y abruman al personal, al que no le dan tranquilidad para pensar por su cuenta .
Ese Miguel Hernández, cuya casa visitan sus devotos, fue un orcelitano, poeta, para más señas, que llevó el nombre de su pueblo más lejos que vos,  Ruy Díaz. También vivió en una  época de luchas intestinas, como la vuestra. Solo que ahora no luchaban  solo cristianos contra almorávides  sino contra otros cristianos, igual que entonces,  mío Cid.
Que los españoles no hemos aprendido gran cosa en estos mil años que nos separan, y Miguel Hernández, como buen juglar, cantó poesía social. 
¿Que vos, guerrero medieval, no sabéis qué es la poesía social? Pues justamente lo contrario de la poesía épica de moda en vuestros tiempos: en la que  se cuentan las penas de la mesnada en vez de las hazañas del caballero.

Así que, como les puso la china en el zapato a los  caballeros que mandaban a la sazón, cristianos por supuesto, murió en la cárcel .

 No os voy a escribir un poema social, que no entenderíais, sino  un soneto de amor intemporal  de Miguel Hernández para que esta noche se lo digáis  por lo bajito a mi doña Jimena.
Doña Jimena no ha escuchado jamás un soneto. Es una primicia.

Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..
 
No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.
 
No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.
 
Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.


Vuestra. 
Mencía la Juglaresa

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Día 10- 1 septiembre, domingo. Comida en Oliva y Regreso







Anoche, mi don Rodrigo, en el chiringuito situado frente al campamento de San José de la Montaña, (castillo  que vuestros vasallos han apodado  “ Pepe el Montañero” para sentirse más afines con  el titular), vuestro amigo Abengalbón , nos hizo una propuesta tan arriesgada como deshonesta. Consistía en escalar hasta el castillo de Santa Ana, con nocturnidad y alevosía, para ver amanecer, antes de partir  tierra adentro.
En aquel momento de desenfreno, en el que nos emborrachábamos con poleo menta o infusión de manzanilla aromatizada con unas gotas de anís del Mono, todo el mundo se encontraba con ánimo de levantarse de noche y el moro Abengalbón recibió una ovación, que el muy ingenuo se creyó como asistencia segura.
Es que todos estábamos eufóricos porque acabábamos de recibir, tras la cena, el salvoconducto  con todos los sellos de los lugares visitados en estos cuatro años de destierro  y que colocaremos en un marco de oro en la pared más visible de nuestro hogar para presumir ante los visitantes de nuestra hazaña cidiana.
Ya no somos unos sin papeles, exidos en tierra extraña. Pero, nada de nada: la cuadrilla que subimos al castillo, en la soledad de la  noche, fuimos muy pocos.  Los mejores.  Eso sí.  Pero pocos. 
Cruzamos Oliva en silencio y pensaba cuántas cosas había dejado de  ver en tan lindo pueblo, con hermosos monumentos dedicados a  sus hijos preclaros. Me queda la espina de no haber visitado el museo de Vicente Parra, que no fue general ni poeta ni siquiera rector de universidad: fue, mismamente, el Alfonso XII más guapo llevado a la pantalla.

 Y ¿qué queréis que os diga, mío Cid?:  Todas las muchachas de mi época andábamos enamoradas de aquellos ojos que miraban arrobados a su reina Mercedes. Ni nos hubiera importado morir tan jóvenes como ella tras unos buenos achuchones de Alfonso/Vicente Parra. Pero, nada:  se los llevó Paquita Rico. Lo nuestro fue pecado solo de pensamiento, y ya tenemos superado ese problema amoroso adolescente.

Menos mal que llevé el bastón porque, con la oscuridad no veíamos las escaleras y hubo que hacer media  ascensión a la brava, escalando la roca viva como salteadores por sorpresa. Mereció la pena contemplar el pueblo iluminado, e incluso  las señales de los faros de Denia y Gandía, que en sus códigos nos decían que ya no podíamos seguir adelante y que la misión  de la Asociación Cidiana Tierra de Pinares estaba cumplida y bien cumplida y no quedaba otra alternativa que volver a Burgos con la cabeza bien alta.
¿Hasta dónde hubierais llegado, mío Cid, si el Mediterráneo no hubiera puesto una barrera entre vos y el resto de la morería?
Las luces nocturnas nos indicaban lo poblado que está ahora este territorio y cuánto es su caserío, su industria, su turismo y su huerta . No apareció ni un solo almorávide. Me temo que  los que  se quedaron  a vivir allí eran los mismos que luego nos encontramos a la vuelta, con cara de cristianos yendo de romería con  bordones de caña a  no sé qué ermita
Le habíamos pedido al Sol que se adelantara un poco para no perdernos el desayuno, pero llegó con la puntualidad oficial y cubierto de bruma sin darnos el placer de verle relucir en el mar. Siempre es hermoso contemplar el amanecer aunque éste tenga que ver con el ocaso de una misión, mi señor Ruy Díaz. Respiramos el aire desde la atalaya a pleno pulmón y cuando llegamos al castillo de  “Pepe el Montañero” aun quedaban tostadas con mantequilla.  
Aquello se acababa.
Se terminaban los madrugones, las caminatas, los bocatas de Lucio,  las siestas, las tardes en la playa y las noches en “LES DOS LUNES”  donde los cafeteros se tomaban un “bombón” que es un cortado con leche condensada y donde los camareros no habían oído hablar de vos. (Por cierto, no hubo propina porque nadie adivinó quién erais.)

En el autobús  quise hacer un pequeño recuento de los momentos más impactantes del viaje y recordé uno, que lamentablemente no pudo ser fotografiado:  cuando Loren , cargado con un jamón al hombro, que había comprado para el bocadillo, seguido de Lucio, con los zapatos de ambos en la mano, cruzaban la laguna que rodeaba nuestra residencia el día de la inundación por la gota fría. Parecía que venían de robarlo, con los zapatos quitados para no hacer ruido.

¡Qué escena para una película de  José Luis Cuerda, madre!
Salimos  rumbo a casa tan contentos como  cansados hasta que llegamos a Calamocha donde había preparada una comida de despedida como solo la sabe organizar vuestra plana mayor. A los postres, Mari Carmen y Paquita, le entregaron unas orquídeas a doña Araceli, en agradecimiento por sus muchos desvelos, -que no se pueden pagar ni por muy azules que sean las orquídeas-  y con  don Pedro Gil, José Luis Villegas, José Luis Bartolomé, Lucio, Mariano,  Paco, Jacinto y hasta con  esta pobre escribana, que solo da fe de las aventuras- y no todas, que sería demasiado largo- también tuvieron un detalle: turrón de la tierra de fabricación artesana.Que se agradece.
Pero lo más bonito, mío Cid, es que Rubén, el conductor, que cumplía años, nos trajo a sus hijas, María y Lucía, deslumbrantes como princesas, que no podían faltar en esta despedida y que contarán a sus nietos que una vez, cuando  niñas, encarnaron a las mismísimas doña Elvira y doña Sol y estuvieron en Valencia con vuestras tropas gloriosas. Ellas son el futuro.

Este destierro, tan largo para vos, nos ha sabido a poco. No importa que la mesnada se acuartele, de nuevo en Quintanar de la Sierra, allá por tierras de Burgos. Siempre estará dispuesta a acudir a vuestra llamada, mi don Rodrigo.

 ...Y Mencía  continuará comentando sus aventuras.


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